viernes, 17 de julio de 2015

El vicio secreto La masturbación

Tomado de facebook Nestor Eduardo Alonso M El vicio secreto La masturbación: El vicio secreto: Jóvenes y niños de ambos sexos participan de la contaminación moral, y practican el asqueroso vicio solitario destructor de cuerpo y alma. Muchos de los que profesan ser cristianos están tan atontados por la misma práctica que sus sensibilidades morales no pueden ser despertadas para comprender que es pecaminosa, y que si persisten en ello terminarán destruyendo completamente el cuerpo y la mente. ¡El hombre, el ser más noble de la tierra, formado a la imagen de Dios, se transforma en una bestia, se embrutece y corrompe! Todo cristiano tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a guiarse por los buenos principios. Si no lo hace, es indigno del nombre de cristiano. Algunos que ostensiblemente profesan el cristianismo no comprenden el pecado del abuso propio y sus resultados inevitables. Un hábito inveterado ha cegado su entendimiento. No se dan cuenta del carácter excesivamente pecaminoso de este pecado degradante que enerva y destruye su fuerza nerviosa y cerebral. Los principios morales se debilitan cuando están en conflicto con un hábito arraigado. Los solemnes mensajes del cielo no pueden impresionar con fuerza el corazón que no está fortalecido contra la práctica de este vicio degradante. Los nervios sensibles del cerebro han perdido su tonicidad por la excitación mórbida destinada a satisfacer un deseo antinatural de complacencia sensual. Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre, y afectan su vida más íntima. Cualquier cosa que perturbe la circulación de las corrientes eléctricas del sistema nervioso, disminuye la fuerza de las energías vitales, y como resultado se atenúa la sensibilidad de la mente. Algunos niños comienzan a practicar la contaminación propia en su infancia; y al aumentar en años las pasiones lujuriosas crecen con su crecimiento y se fortalecen con su fuerza. Sus mentes no están tranquilas. Las señoritas desean la compañía de los varones, y los varones la de las niñas. Su comportamiento no es reservado ni modesto. Son atrevidos y audaces y se toman libertades indecentes. El hábito del abuso propio ha rebajado sus mentes y ha manchado sus almas.” 1MCP 233, 234 Destrucción de las resoluciones elevadas y la vida espiritual: El vicio secreto es el destructor de las resoluciones elevadas, el esfuerzo ferviente y la fuerza de voluntad para formar el buen carácter religioso. Los que tienen una verdadera comprensión de lo que significa ser cristiano, saben que los seguidores de Cristo, como discípulos suyos, están en la obligación de dominar todas sus pasiones y colocar sus facultades físicas y mentales en perfecta sumisión a la voluntad de Cristo. Los que están dominados por sus pasiones, no pueden ser seguidores de Cristo. Están demasiado entregados al servicio de su maestro, el originador de todo mal, para dejar sus hábitos corruptos y escoger servir a Cristo.” Conducción del Niño, 418, 419. Agotamiento de la energía vital: La práctica de hábitos secretos ciertamente destruye las fuerzas vitales del organismo. Toda acción innecesaria de algo vital será seguida por su correspondiente depresión. Entre los jóvenes, el capital vital—el cerebro—es tan severamente abrumado en los primeros años, que se produce una deficiencia y un gran agotamiento que acaba exponiendo al organismo a diversas enfermedades.” TCS 139.2 Fundamento de futuras enfermedades: Si la práctica continúa después de los 15 años, la naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido, continuará sufriendo, y les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente de los 30 a los 45 años, mediante numerosos dolores en el organismo y diversas enfermedades, como afecciones al hígado y los pulmones, neuralgia, reumatismo, afecciones a la columna vertebral, enfermedades de los riñones y tumores cancerosos. Una parte de la magnífica maquinaria de la naturaleza se resiente haciendo la tarea más pesada para el resto, lo que provoca un desorden en el excelente ajuste de la naturaleza y, con frecuencia, hay un súbito colapso del organismo y el resultado es la muerte.” Conducción del Niño, 417 Resultados de la masturbación: “Las mujeres poseen menos fuerza vital que el sexo opuesto, y se hallan mucho más privadas del aire tonificante y vigorizador por tener que vivir dentro de casa. El resultado de la masturbación se manifiesta en diversas enfermedades como catarro, hidropesía, dolores de cabeza, pérdida de la memoria y la vista, gran debilidad en la espalda y hombros, afecciones a la columna vertebral y, a menudo, deterioro cerebral. Tumores cancerosos que se han mantenido latentes en el organismo por largo tiempo se inflaman y comienzan su obra consumidora y destructora. Frecuentemente, la mente se arruina totalmente, y sobreviene la locura”. TCS 140.1 La masturbación y la imaginación: Cuando las personas se han vuelto adictas al hábito del abuso de sí mismas [masturbación], es imposible despertar sus sensibilidades morales para que aprecien las cosas eternas o disfruten de los ejercicios espirituales. Los pensamientos impuros se apoderan de la imaginación y la controlan fascinando la mente, a lo que sigue un deseo casi incontrolable de llevar a cabo actos impuros. Si se educara la mente para que contemplara temas elevadores, si se adiestrara la imaginación para que reflexionara acerca de cosas puras y santas, se fortalecería contra esta complacencia terrible, depravadora, y destructora del alma y el cuerpo. Por medio del adiestramiento se acostumbraría a meditar en lo elevado, lo celestial, lo puro y lo sagrado, y no sería atraída por esta complacencia depravada, corrompida y vil.” 2MCP 233.5 Pidió que se orara por su curación: “Mi esposo y yo asistimos una vez a una reunión donde se despertó nuestra simpatía por un hermano que estaba gravemente afectado de tuberculosis. Estaba pálido y demacrado. Pidió las oraciones del pueblo de Dios. Dijo que su familia estaba enferma y que había perdido un hijo. Habló con sentimiento de su duelo. Dijo que había estado esperando durante algún tiempo ver a los hermanos White. Había creído que si oraban por él, sería sanado. Después de terminada la reunión, los hermanos nos llamaron la atención al caso. Confirmaron que la iglesia los estaba ayudando, que su esposa estaba enferma y que su hijo había muerto. Los hermanos se habían reunido en su hogar y se habían unido en oración por la familia afligida. Estábamos muy cansados, sentíamos que pesaba la carga del trabajo sobre nosotros durante la reunión y queríamos que se nos excusara. Yo había resuelto no orar por nadie, a menos que el Espíritu del Señor se manifestara en el asunto... Esa noche nos postramos en oración y presentamos su caso delante del Señor. Suplicamos para que pudiéramos saber la voluntad de Dios acerca de él. Todo lo que deseábamos era que Dios pudiera ser glorificado. ¿Quería el Señor que orásemos por ese hombre afligido? Dejamos la carga con el Señor y nos retiramos a descansar. El caso me fue presentado claramente en un sueño. Me fue mostrado su proceder desde su niñez en adelante y que, si orábamos, el Señor no nos oiría pues ese hermano mantenía iniquidad en su corazón. A la mañana siguiente el hombre vino para que oráramos por él. Lo llevamos aparte y le dijimos que lo sentíamos, pero estábamos obligados a rehusar su pedido. Le conté mi sueño, que él reconoció como verdadero. Había practicado la masturbación desde su mocedad y había continuado practicándola durante su vida matrimonial, pero dijo que trataría de apartarse de ella. Este hombre tenía un hábito inveterado que vencer. Ya estaba en la edad madura de su vida. Sus principios morales estaban tan débiles que cuando entraron en conflicto con esa complacencia inveterada, fueron vencidos... He aquí un hombre que se degradaba diariamente y, sin embargo, se atrevía a ir ante la presencia de Dios y pedir que le aumentara la fuerza que él había malgastado vilmente y que, si se le concedía, la usaría en su concupiscencia. ¡Qué tolerancia tiene Dios! Si él tratara a los hombres de acuerdo con sus caminos corruptos, ¿quién podría vivir ante su vista? ¿Qué habría sucedido si hubiéramos sido menos precavidos y hubiéramos presentado el caso de este hombre delante de Dios mientras practicaba la iniquidad? ¿Nos habría oído el Señor? ¿Habría contestado? “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad”... Este no es un caso solitario. La relación matrimonial no fue suficiente para preservar a este hombre de los hábitos corruptos de su juventud. ¡Ojalá pudiera yo ser convencida de que son raros los casos como el que he presentado, pero sé que son frecuentes!” Testimonies for the Church 2:349-351; Conducción del Niño, 423, 424. Masturbación y locura – Estudios médicos: El Dr. David Horrobin, doctor en Medicina y Filosofía de la Universidad de Oxford, declara: “En una eyaculación se puede liberar la misma cantidad de zinc que es absorbida por el intestino en un día. Esto tiene innumerables consecuencias. A menos que la cantidad perdida sea reemplazada por un aumento en la ingestión alimentaria, la eyaculación repetida puede conducir a una efectiva deficiencia de zinc, con la posibilidad de que se desarrollen varios problemas, incluyendo la impotencia.” TCS 302.6 “¡Hasta es posible, debido a la importancia del zinc para el cerebro, que los moralistas del siglo XIX estuvieran en lo correcto cuando decían que la masturbación repetida podía llevar a la demencia!”—Zinc (St. Albans, Vermont, Vitabooks, 1981), p. 8. {TCS 303.1} Esta afirmación es similar a la que hace Carl C. Pfeiffer, doctor en Filosofía y Medicina, en su libro acerca del zinc. Dice lo siguiente: {TCS 303.2} “Detesto tener que decirlo, pero en un adolescente con deficiencia de zinc, excitación sexual y excesiva masturbación, puede precipitarse la locura”.—Zinc and Other Micro-Nutrients [Zinc y otros nutrientes] (New Canaan, Conn., Keats, 1978), p. 45. {TCS 303.3} No todas las autoridades médicas están de acuerdo con estas conclusiones. No obstante es significativo el hecho que el estudio y la investigación hayan llevado a opiniones compatibles con las enseñanzas de Elena de White. Para más información sobre el tema, véase—Conducción del Niño, 411-429. {TCS 303.4}

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