jueves, 23 de septiembre de 2010

CUARTO MANDAMIENTO

"Honra a papá y a mamá como Dios, El Señor , te manda para que sean prolongados tus días y te vaya bien en la tierra.

Hijo: comprende a tus papás en sus jaquecas, en sus reclamos; mientras vivan no les abandones.

Papás no exasperen a sus hijos.

Instruyan a sus hijos con amor, verdad y justicia en el conocimiento."


Recordemos lo que dijo Jesús, el cordero, Padre solo es Dios, y en la oración que nos enseñó empieza dirigiéndose al Padre nuestro.

Hay que honrar a nuestros papás como a Dios Padre, y obedecerlos en todo lo justo y correcto, meditar lo que no dicen y lo que nos enseñan. Normalmente un papá enseña lo que le parece correcto así él sea malo, y siempre quiere mejorar su raza, su familia y en ocasiones hace cosas no justas por dar de comer a sus hijos, por ignorancia y falta de fe en Dios Padre.

Debemos reflexionar en la Ley de Dios Padre, que esta inscrita en el misma naturaleza, en los cielos, en la tierra y que nos, tuvimos la fortuna de encontrar en nuestro libro sagrado: la Biblia y en especial en las partes de sagrada escritura: donde esta la palabra de Dios. que es inmutable como las leyes físicas. el estudioso sincero y profundo, encuentra siempre que Dios Padre lo que dice es Ley porque nunca cambia, y lo confirman todos sus profetas y mensajeros incluido el Cristo, quien nos ratifica que no se puede cambiar siquiera un punto de la Ley del Dios Padre, y que por lo mismo aunque se acabe esté universo la Ley no cambiará, independiente de nuestra existencia. Por ello los papás que educan a sus hijos con amor, lo hacen sobre esta Ley que hoy confirman nuestras ciencias en los centros educativos y que pocos analizan para descubrir que ya fueron entregadas por Dios Padre, la Suprema Sabiduría, y que en nuestros días hasta que no vamos a la universidad no entendemos.

Incluso se encuentra que muchos de los profesionales universitarios por su falta de análisis y de universalización no notan esta apreciación y hasta se ríen de las palabras Bíblicas.

Maldito el que cambie la Ley o induzca a error a su projimo, en caso de duda la mejor sugerencia es invocar la bendición de Dios para que llegue el entendimiento...

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